Siempre tuve un gustito por aquellos artistas provocadores y en mi lista entra Adam Cullen, un joven australiano considerado como el niño malo de la pintura. Cullen pinta con garra extorsiva figuras bizarras y duenderiles deformadas y flexibilizando su anatomía en angulos caóticos; descomponiendo y estructurando ideas encontradas de las simbiosis humana.
Cullen ya integró la cueva artística de Sidney al ganar el prestigioso premio Archibald Prize por su retrato del actor David Wenham en el año 2000. Shockea y utiliza el humor de una manera creativa. Me encanta!
1 comentarios :
Es desde luego de esa estirpe del arte revulsivo, algo que, desgraciadamente y por puro sobeteo, está perdiendo mucha fuerza.
Tiene garra, sí señor.
Un saludo!
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